El avance de la tecnología ha permitido que la videovigilancia sea una extraordinaria aliada en la gestión de la seguridad empresarial. De hecho, cada día son más las compañías que apuestan por la innovación y deciden invertir en cámaras y dispositivos que les permiten blindar sus instalaciones y mantener a raya los hechos delictivos.
Aunque la seguridad física continúa siendo un servicio imprescindible para todo emprendimiento, el uso de las herramientas marca la diferencia a modo de plus diferencial. No necesariamente se requiere de armamento para custodiar una instalación, ya que mediante estos potentes sistemas, es posible accionar de inmediato ante cualquier contingencia.
Anticipar eventos y monitorear en tiempo real, es una de las ventajas, ya que permite controlar irregularidades en el entorno comercial. Con la debida formación y certificación en videovigilancia, es mucho lo que se puede avanzar en materia de seguridad. La mejora continua es el norte de la competitividad, por ende, las empresas deben ir a la par de la tecnología, para satisfacer los requerimientos de sus clientes.
Diseño de un sistema de videovigilancia
Con asesoría, podrás corroborar que los resultados son satisfactorios. Esto sin mencionar el hecho de que tanto proveedores como clientes se sentirán a gusto, pues sentirán un clima de confianza y tranquilidad. Independientemente de que tu local sea grande o pequeño, la garantía de que resguardarás tu inversión está garantizada.
Básicamente, como su nombre lo indica, un sistema de videovigilancia o circuito cerrado de televisión (CCTV) está conformado por cámaras, las cuales permiten llevar un registro de video que se puede apreciar en uno o varios monitores perfectamente conectados. Además, es posible ver las imágenes a través de una aplicación móvil y de forma remota.
Es así como se optimiza la labor de vigilancia, bien sea en las áreas de acceso o en lugares estratégicos de un local comercial. De esta forma, se pueden prevenir robos, ya sea por parte de terceros o detectar conductas inapropiadas del personal, que originen pérdidas de materiales, equipos o mercancía.
En función de adaptarse a los requerimientos del comercio, las cámaras de vigilancia se pueden utilizar tanto en tiendas, como en galpones y zonas industriales. También se han convertido en las favoritas de los ambientes residenciales, ya que permiten evitar todo tipo de accidentes.

Cómo funciona un CCTV
En la actualidad, el mercado ofrece infinidad de modelos de cámaras para videovigilancia. De ello depende la cobertura del lugar. Los técnicos proceden con la instalación siguiendo un estudio detallado de las áreas vulnerables. Así, logran ampliar el rango visual, ofrecer acercamientos (zoom) y buscar ángulos que resulten útiles.
Así mismo, hay equipos que son sensibles al movimiento y se activan justo en ese instante, lo que favorece el ahorro de energía y la memoria de almacenamiento. Cabe resaltar que todos los componentes de un CCTV se comunican entre sí.
Y para mayor eficacia y confiabilidad, un oficial de seguridad se encarga de supervisar las instalaciones en un Centro de Control y Monitoreo (Cecom). Si es conveniente, tendrá la responsabilidad de notificar a la compañía de seguridad, y a su vez, al propietario del negocio, en caso de que se amerite la presencia e intervención de algún organismo del Estado.
Por otra parte, los empresarios también pueden hacerle seguimiento a las cámaras directamente en su móvil, desde su hogar o en la oficina. Llevar un registro es útil, pues a futuro servirá como evidencia si se desea comprobar algún hecho ilícito.
Tipos de videovigilancia
La modalidad de CCTV es la más utilizada por el comercio, aunque depende de las dimensiones del lugar y por supuesto, de la actividad económica que se realice. Este diseño, también se diferencia por el tipo de conexión: hay unos vinculados a una central receptora de alarmas (CRA) que se activa con los sensores de movimiento para alertar sobre posibles amenazas. Estos dispositivos trabajan por radiofrecuencia y según los expertos, son más seguros.
Otros simplemente van conectados a una pantalla y requieren de seguimiento, porque no llevan alarmas ni conducen a centrales receptoras. Son más eficaces en áreas pequeñas, donde el nivel de vulnerabilidad es bajo. Y para mayor automatización, hay quienes optan por un sistema de videovigilancia inalámbrico, es decir, conectado directamente a la web, lo que facilita el monitoreo en la nube.
Mejores cámaras
Es importante recibir la orientación de especialistas al momento de elegir las cámaras para tu negocio. Siguiendo las especificaciones técnicas, sabrás cuál es la elección más acertada, todo en función del ambiente (si es abierto o cerrado), la resolución y el soporte de grabación (constante o se activa con sensores).
Aunado a ello, es determinante el enfoque (si es automático o fijo), el movimiento (ángulo 180º o 360º), el tipo de conexión (con o sin cableado), la duración de la batería y el acople con aplicaciones móviles. Las hay, además, con visión nocturna, reconocimiento facial y almacenamiento local.
Bajo diseños convencionales, también se consiguen cámaras al estilo Box, Domo, Bullet, discretas y virtuales, cada una con sus propias particularidades relacionadas con el tamaño, la forma del lente, el ángulo y el cableado.

Instalación
A la hora de instalar un sistema de videovigilancia, es prudente que evalúe una serie de criterios, según los requerimientos de su negocio. Entre ellos, podemos mencionar por ejemplo:
- El uso de las cámaras.
- Las conexiones que ya tiene el sitio.
- El almacenamiento.
- El ancho de banda.
- Encuadre, iluminación, puntos de acceso.
- Alcance.
- Acceso en la nube.
- Grado de seguridad.
- Costos asociados.
- Ampliaciones a futuro.
Al evaluar los riesgos y hacer un estudio del lugar, los técnicos tendrán en cuenta si el propietario desea imágenes en alta resolución. A partir de allí, procederán a instalar cámaras de megapíxeles (HD coaxial), considerando que los equipos analógicos (DVR) aportan detalles, pero no con tanta precisión.
Si un local ya cuenta con infraestructura de red, se puede agilizar la instalación y la inversión para videovigilancia será menor. El hecho de contar con almacenamiento interno permite afrontar las fallas por caída de la red, de modo que no se perderá el registro mientras se hace el mantenimiento de las computadoras.
El ancho de banda también es determinante, en especial si se instalan varias cámaras IP. El video fluirá si se configura con el modo QoS (Quality of Service). Con respecto al encuadre, vale acotar que con un sistema megapíxel se logra el encuadre perfecto con menos cámaras, incluso ofrece vistas panorámicas y en 360º.
Consejos
Si el sistema es analógico, se pueden emplear los cables con la longitud necesaria. Si es inalámbrico sólo hay que prever las conexiones a la red para efectos de ampliación. Una ventaja de la videovigilancia inalámbrica es que suele ser integral y se acopla fácilmente a otras tecnologías como los sistemas de alarma y el control de acceso en las instalaciones.
La particularidad de las cámaras IP es que pueden monitorearse desde cualquier ubicación con acceso a Internet. El material de video de las analógicas también se puede digitalizar, pero las de red se pueden seguir en tiempo real, mientras se efectúan búsquedas.
Finalmente, en cuanto al grado de seguridad, conviene destacar que las cámaras conectadas en red codifican la información, lo que impide la alteración de los datos y la intrusión, aparte de que el acceso a las imágenes es restringido. Otra ventaja, es que el mantenimiento de los sistemas inalámbricos es bastante accesible y se realiza en poco tiempo.
Tener un sistema de videovigilancia en tu negocio te permitirá verificar de cerca lo sucede a cualquier hora, todos los días, incluso los fines de semana. Aparte de registrar y prevenir acciones delictivas, podrás detectar fallas en los procesos, incidentes laborales y situaciones irregulares entre el personal. Las imágenes que se obtengan servirán como prueba a la hora de extravíos y serán lo suficientemente contundentes para aplicar sanciones o acciones correctivas.